viernes, 30 de junio de 2006

Castillos normandos en la costa norte de Gales

Tras recorrer la Península de Lleyn, llegamos a Caernarfon para echar un bocado y comenzar un pequeño recorrido por ciudades costeras del norte de Gales en las que encontraremos impresionantes fortalezas de origen normando.

Caernarfon se encuentra en el estuario del río Seiont, frente a la Isla de Anglesey. El magnifico castillo es utilizado ceremonialmente para coronar a los Príncipes de Gales.


Después del paseo cogemos el coche y cruzamos el estrecho de Menai para pasar a la isla de Anglesey y visitarBeaumaris.

¿Alguien el capaz de pronunciar el nombre de la primera ciudad del cartel?


Beaumaris es una ciudad más pequeñita, pero muy coqueta y cuidada, con hermosas vistas de ambos lados del estrecho, que se extienden hasta los montes de Snowdonia. Y también tiene su castillo normando.


Finalmente, volvemos a la isla principal y nos dirigimos a Conwy, ciudad amurallada, donde aparte de su castillo normando encontramos ¡¡¡LA TUMBA DE LOS SIETE ENANITOS!!!


Después de cenar en un cuco restaurante de Conwy, damos por finalizado el día y nos volvemos a dormir a Blaenau Ffestiniog. Ha sido un día intenso.

El reino del "kitsch", Portmeirion, y un paseo por la Península de Lleyn

Tras fotografiar el ferrocarril de Ffestiniog, la guía nos sugiere visitar el pueblo de Portmeirion, situado en las cercanías de Porthmadog (es una guía visual de Gran Bretaña de "El País - Aguilar"; no me ha gustado mucho, y he echado de menos haber llevado una guía verde Michelin).

El lugar resulta ser el reino de lo kitsch, una mezcolanza de edificios que pretenden estar basados en la arquitectura del Mediterráneo, cuando no en lo oriental. No son de verdad ni los barcos amarrados en el puerto. Nos sentimos un poco estafados. Quedáis avisados.



Para desquitarnos un poco, optamos a continuación por un poco de paisaje y naturaleza, y nos internamos en lapenínsula de Lleyn. El tiempo no acompaña, y conforme nos acercamos al extremo de la misma, en Mynydd Mawr, la niebla amenaza y limita la visibilidad.



Las carreteras son estrechas, los puntos de referencia escasos, tardaremos en salir de aquí. Espero que enCaernarfon, nuestra siguiente etapa, tengamos un poquito de sol y buen tiempo.

Primeros ferrocarriles a vapor, Welshpool & Llanfair y Ffestiniog

Uno de los hechos que ha marcado las vacaciones, especialmente en el norte de Gales, es la pléyade de pequeños ferrocarriles turísticos, muchos de ellos con tracción de vapor que salpican la geografía galesa. Y quien esto escribe es aficionado a los trenes, como muestra mi página Trenes de ayer y de hoy.

El primero lo encontramos de casualidad, recién llegados a Gales, cuando nos dirigíamos a nuestro alojamientoBlaenau Ffestiniog. Lo primero que encontramos es la estación de Welshpool, en esos momentos vacía de toda actividad. No tenemos programado encontrarnos con ningún tren. Pero bajo a tomar unas imágenes.


Pero al llegar a Llanfair,... sorpresa. Después de la actividad del día, los voluntarios que mantienen el ferrocarril están a punto de recoger la "vaporosa" que ha tirado de los convoyes del día. Tras pedir educadamente permiso, mi F10 va disparando a gran velocidad. Hay que aprovechar el momento.



Al día siguiente, la cuestión está planificada. Hace tiempo que he oído hablar del ferrocarril de Ffestiniog. Este ferrocarril tuvo su origen en las minas de pizarra que abundan en Snowdonia, y comunicaba Blaenau Ffestiniog con el puerto de Porthmadog. Con la hoja de los horarios, bajamos a encontrarnos con la salida del tren de la estación de esta última localidad.

La locomotora es una maravilla. Una doble fairlie con dos calderas perfectamente simétrica y en estado impecable. Esta vez es la D60 la encargada de inmortalizar el momento en la nublada mañana galesa.






Habrá más oportunidades de fotografiar nuevos ferrocarriles. Pero para empezar, no está nada mal.

jueves, 29 de junio de 2006

Stratford-upon-Avon, donde vio la luz el bardo

Stratford-upon-Avon, una coqueta y cuidada ciudad de las Midlands inglesas, es especialmente conocida por ser el lugar de nacimiento del bardo, del gran William Shakespeare. Por lo tanto, es inevitable acudir a ver la casa donde el gran autor nació.

Sin embargo, en una cálida mañana de verano, con sol y buen tiempo, es obligatorio dar un paseo por sus canales, rodeados de jardines, siempre llenos de gente que disfruta del buen tiempo... cuando hace buen tiempo.




Finalmente, decidimos ir a presentar nuestros respetos al egregio artista, pero un oficio religioso en la capilla donde se encuentran sus restos nos lo impide. Otra vez será.

El castillo de Warwick

Tras el descanso en Hockley Heath, decidimos dedicar la mañana a hacer un poco de turismo antes de encaminarnos al norte de Gales. Y el objetivo más cercano es el Castillo de Warwick. En una mañana de sol y buena temperatura, nos encaminamos hacia este monumento privado, perteneciente a la más antigua aristocracia inglesa, mitad fortaleza, mitad palacio. Se nos muestra tanto las mazmorras, las almenas y los torreones, como escenas cotidianas de lo que fue la vida en sus salones a finales del XIX y principios del XX.



Son numerosas las personas que acuden a visitar el Castillo a pesar del elevado precio de la entrada. Se pueden ver grupos de escolares, mezclados con los numerosos turistas, que pasan la mañana viendo demostraciones diversas de la vida en el castillo, como el funcionamiento de una catapulta o el arte de la cetrería.



Desde las almenas del castillo, tenemos vistas de la coqueta y cuidada ciudad de Warwick, así como de los alrededores del castillo donde un río hace mover una noria que conectada a una turbina proporciona energía a las instalaciones.




En fin, una visita interesante que nos anima a seguir con el viaje manteniendo la ilusión de conocer nuevos sitios y gentes.

miércoles, 28 de junio de 2006

Hockley Heath, Solihull

La primera parada tras aterrizar en Stansted es la recoleta localidad de Hockley Heath. Perteneciente a Solihull, un municipio en la influencia del área metropolitana de Brimingham, se haya más allá de las autopistas periféricas que rodean la gran urbe.

Sin tener nada de especial, tiene ese encanto particular de las pequeñas poblaciones británicas que mezclan lo tradicional con lo moderno, con un paisaje urbano relajado, que invita a pasear... cuando el tiempo lo permite.



Nos llaman la atención los alrededores de una de las iglesias de lugar, en los que, además de los típicos bancos dedicados a los que tan aficionados son los británicos, descubrimos una original forma de financiar la rectoría a costa de los adinerados con coches de marca.



Pero lo que más nos gusta es el paseo por el canal que atraviesa por el sur de la localidad. Canal navegable, donde encontramos los tradicionales barcos fluviales siempre coloridos en un país con tantos días grises, y en cuyas orillas, donde la humedad reina, crecen abundantes flores.



El paseo ha sido agradable. Relajante, tras el vuelo y las horas en coche, adaptándonos a la conducción por la izquierda y siempre atentos a los mapas de carretera. Un buen prólogo a un viaje que promete,... como todos los viajes.